martes, 7 de abril de 2015

El Espejo Negro.

-Es extraño- dije- aunque haya luz, ésta no acaba con la sombra.

-¿Eh?.Otra vez con tus razonamientos raros.- dijo Aimé

-Pero pensalo che,-dije- la sombra esa cosa que es producto de la luz y paradójicamente es oscura, es un terrible espejo negro, se parece al fuego, al agua y al aire, porque existen por si solos y siempre han existido.
-    -Al igual que Dios- dijo entusiasmada Aimé, como si hubiese descubierto una verdad sobre el mundo.
-    -Con la diferencia -dije- que a Dios no lo vemos, a la sombra, inexorablemente, sí.
-   Todo esto empezó cuando era pequeño, le temía a la oscuridad, siempre dormía con la luz encendida,  miraba a la pared, y estaba ella, asechandome otra vez, imitándome a mi y al oscuridad que tanto temía, y también me tuve miedo porque yo la provocaba, la permitía yo era esa sombra, esa oscuridad.
-    -Ahora eres grande y viejo y sigues con tu miedo.-dijo Aimé.

-   -Nunca le dejare de temer es como una pequeña dosis de oscuridad puesta en mi, que no se acaba ni aunque prenda la luz.

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