Cállate los ojos
Que ríos pedregosos se vislumbran
En el fondo claroscuro de tu
pupila.
No te los calles, mejor
quítate los
Así las flores no tendrán espejos
Ni mi corazón un jardín al
mirarte.
Quítate esos ojos tristes, que
Dios jamás creó
La desaforada elegancia de tu
abismo.
Cierra los ojos,
Deja que caigan y le hagan sombra
la arboleda de tus pestañas
Y que nunca falte la lagaña
Que te acuse de soñar me hasta la
médula de las entrañas.
Y que no se te olvide la voz,
Armonía flotante de luctuosas
notas líricas
Que solo consigo apaciguar al
rozar tus labios.
Arráncate el complejo de tristeza
dominguera por la noche.
Por ti la Blanquecina luna ya no
quiere salir.
Le robas su lúgubre esplendor de
años de dedicación.
Suelta el atributo que tienes
para dejar de contar el tiempo por días
Y reducirlo s a respiraciones
lívidas entre gemidos y latidos acelerados.
Quédate lejos,
Ahí en el fondo donde el olvido
pueda verte
Hasta él logrará recordarte.
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